martes, 22 de enero de 2019

Contáronme unha vez...

Esta semana, no noso taller de escritura, un dos nosos alumnos de 4ºEP coa axuda dos mestres elaborou un conto de terror, pero que reflexa un valor fundamental na nosa sociedade, a amizade. A pesar das diferenzas que existen entre os personaxes, estes son capaces de comprenderse e aprender a convivir xuntos.
Noraboa EBS, encantounos o teu conto!




CUATRO NIÑOS Y EL VAMPIRO

Había una vez cuatro niños que vivían en Grixoa y que querían cazar a un vampiro. El vampiro Mariano, que así se llamaba, vivía en una antigua casa en Lugo. Lo que más le gustaba era chupar sangre y comer carne de humano, especialmente de niños del todo el país.
Una noche, los cuatro niños fueron en tren desde A Rúa hasta Lugo para atraparlo en una de sus cacerías. Cuando llegaron a la casa encantada, uno de los niños tocó el timbre y la puerta se abrió mientras hacía un ruido extraño.
El más mayor de ellos entró de primero, pisó en una trampa y cayó en un profundo pozo oscuro y negro. Los demás no podían verlo pero seguía vivo. El más goloso de los niños vió tirado en la esquina del salón un donut con unas pintas deliciosas. Lo que él no veía era que en su interior había un nido de hormigas. Se lo comió en dos segundos y cayó al suelo.
Los demás continuaron el camino para cazar al vampiro Mariano. Otro de los niños, que era un poco travieso, decidió descansar para tranquilizarse y se sentó en una pequeño banco. De repente, el banco volcó, una red bajó del techo y el niño fue capturado. El más pequeño cansado y enfadado de ver como sus amigos perdían la batalla, se dirigió a un espejo que había en medio de la habitación y lo rompió de una patada.
Luego, cogió un trozo de aquel espejo y se fue corriendo al exterior de la casa por el miedo que tenía. Se paró y volvió a entrar para salvar a sus amigos. Tenía miedo, pero no podía dejarlos en manos de aquel monstruo terrible.
El niño gritó:
-          Sal vampiro monstruoso. No voy a caer en tus trampas.
El vampiro se acercó lentamente a él y el niño, sorprendentemente, no tuvo miedo aunque podía sentir su aliento en la cara.
Un pequeño rayo de sol entró desde la puerta, que aún estaba abierta. Tuvo una idea, abrió las cortinas y el vampiro empezó a gritar de dolor. Mariano le dijo:
-          Tú ganas pero cierra las cortinas ya.
El niño le contestó:
-        Haremos un trato. Tú me devuelves a mis amigos  y  yo te cerraré todas las cortinas.
El vampiro aceptó y los niños salieron corriendo hacia su amigo pequeño para felicitarlo y darle las gracias.
Por fin, el vampiro reconoció que tener amigos era bueno y que lamentablemente, él no los tendría si continuaba comiéndolos. Al niño pequeño le dio pena el vampiro y le invitó a ser su amigo. Desde entonces Mariano vivió con ellos y estos le aprendieron a alimentarse de otro tipo de comidas durante la noche.

FIN


Autor: EBS. (4º Educación Primaria)

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